domingo, diciembre 10, 2006

Cuando Vallejo tocó a mi puerta


Para los que me conocen, ya sabrán que uno de mis autores favoritos en poesía es Vallejo. Sus versos son lo que yo llamaría la "geniales", aunque muchas veces difíciles de entender.

Hoy les regalo uno de sus poemas, que es uno de mis favoritos también. Anoche lo leí, y de repente regresó el pensamiento.




Los Anillos fatigados


Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
y hay ganas de morir, combatido por dos
aguas encontradas que jamás han de istmarse.

Hay ganas de un gran beso que amortaje a la Vida
que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
suicida!

Hay ganas de... no tener ganas, Señor;
a ti yo te señalo con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.

La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios,
curvado en tiempo, se repite, y pasa, pasa
a cuestas con la espina dorsal del Universo.

Cuando las sienes tocan su lúgubre tambor,
cuando me duele el sueño grabado en un puñal,
¡hay ganas de quedarse plantado en este verso!


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